La relación entre cultura y automóviles ha encontrado una nueva expresión en El Eternauta, la serie argentina que ha captado la atención global desde su estreno en Netflix. Esta producción, basada en la historieta clásica de Héctor Germán Oesterheld, no solo se consolida como un éxito de audiencia, sino que también resalta por su selección de autos clásicos fabricados en Argentina durante el siglo XX. ¿Por qué estos vehículos antiguos son protagonistas de una historia apocalíptica? La respuesta radica en sus cualidades mecánicas y en el orgullo nacional que representan.

Retorno a lo esencial

La trama de El Eternauta transcurre en un mundo devastado por invasiones extraterrestres y tormentas de nieve tóxica. Un punto central es el fracaso de la tecnología moderna bajo las condiciones ambientales alteradas. En contraste, los vehículos clásicos argentinos no solo sobreviven, sino que se vuelven herramientas esenciales para los personajes. 

Con un enfoque nostálgico, la serie destaca camiones, furgonetas y autos de épocas pasadas que impulsaron la economía nacional. Entre ellos sobresale la Ford F100, símbolo de resistencia. Reconocida por su capacidad de carga y durabilidad, esta camioneta resiste las adversidades y se convierte en un refugio clave contra las amenazas alienígenas, ayudando a Juan Salvo y su grupo. Su fiabilidad la erige como un ejemplo de la ingeniería argentina durante la era industrial.

Un desfile de íconos automotrices

La serie también integra otros vehículos legendarios que recuerdan la época en que Argentina lideraba la producción automotriz regional. La Estanciera, fabricada por Industrias Kaiser Argentina (IKA), ejemplifica los primeros SUV del país, con su estructura metálica resistente para terrenos difíciles. Junto al Renault 12 Break, un modelo familiar valorado por su espacio y bajo costo de mantenimiento, estos autos forman parte de un patrimonio que los espectadores reconocen con interés. El Renault 12, producido entre 1973 y 1994, consolidó su fama como un referente de practicidad y economía, respondiendo a las necesidades de familias que priorizaban comodidad y funcionalidad.

Legado y adaptación

El Eternauta también honra al Ford Taunus, de influencia europea pero relevante en el mercado local, y al Citroën Mehari, destacado por su sencillez y rendimiento en caminos abruptos. Ambos modelos reflejan la creatividad en la adaptación a demandas urbanas y rurales, mediante motores variados y diseños innovadores. Su aparición en la serie no solo visibiliza su legado histórico, sino que exalta la versatilidad y el esfuerzo invertido en su fabricación. Estos autos simbolizan un vínculo entre el público y un pasado que encarna orgullo por los logros industriales y culturales del país.