La tumba de Andrea Amarante está abajo de un pino que ensancha sus semillas cubiertas de bolsas marronas sobre la tierra abultada. Claudio, un sepulturero, sabe sobre el paradero de esta y dos tumbas más cuando se le precisan las direcciones: sector 4, manzana 3.¿Son las chicas lesbianas que mató el chabón ese?”, pregunta, para corroborar que está en la dirección correcta, en un pasillo de cemento rodeado de cruces.