El próximo 30 de abril, Netflix estrena El Eternauta, una ambiciosa adaptación de la icónica historieta de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López. Protagonizada por Ricardo Darín y dirigida por Bruno Stagnaro, la serie se posiciona como la mayor inversión de la plataforma en la industria audiovisual argentina hasta la fecha.
Más allá del impacto cultural y mediático, El Eternauta ofrece una oportunidad para visibilizar la industria argentina de la animación, los efectos visuales (VFX), es decir, procesos digitales aplicados en postproducción para crear o modificar imágenes y la producción virtual, que permite filmar en escenarios generados digitalmente en tiempo real. Se trata de un sector audiovisual con características y reglas propias, centralizado en Buenos Aires aunque de fronteras abiertas, con talento de exportación, que ha experimentado un crecimiento significativo en diversas provincias.
Según un informe del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de 2023, el sector privado audiovisual argentino empleaba directamente a más de 31.000 personas. Dentro de este universo, la animación y los VFX representan una porción todavía pequeña, aunque en expansión, impulsada tanto por el crecimiento del empleo durante la pandemia como por su convergencia con otras industrias creativas, como los video juegos y el diseño gráfico.
Sin embargo, la actividad enfrenta desafíos estructurales. La concentración de la producción en cuatro o cinco grandes estudios porteños convive con la proliferación de pequeñas y medianas productoras en el interior del país, muchas de las cuales surgieron como cooperativas durante el período 2007-2016, en respuesta a crisis económicas y como forma de organización alternativa.
Un caso emblemático de esta expansión es el estudio Malditomaus, radicado en el Parque de la Industria del Conocimiento (PIC) de la Universidad de La Punta, en San Luis. Con casi 20 años de trayectoria, Malditomaus participó en la realización de El Eternauta, aportando su experiencia en producción virtual y VFX. Utilizando tecnologías avanzadas, como el software Unreal Engine, el estudio contribuyó a recrear los escenarios posapocalípticos de la serie.
"Todos los píxeles que vamos a ver en pantalla en El Eternauta se están generando desde el PIC; hay un poco de corazón sanluiseño", destacó Martín López Funes, productor ejecutivo de Malditomaus a la Agencia San Luis (ASL)**.
En el crecimiento del sector está la articulación entre universidades, productoras privadas y políticas públicas. Distintas instituciones educativas han desarrollado carreras específicas, como la Escuela de Animación Integral con especialización en 3D y tecnologías digitales de ENERC con sedes en Rosario, Comodoro Rivadavia y Mar del Plata, o la Escuela de Animación de la Municipalidad de Rosario y el Área de Animación del Canal UNSL TV, iniciativas que contribuyen a la descentralización de la oferta formativa y a la capacitación de talentos locales.
En la historia de la animación argentina también es posible observar el rol fundamental que tuvieron los Canales Paka Paka y Encuentro para la generación de contenidos educativos y ampliación de ventanas de exhibición. Por su parte, el trabajo de organizaciones como la Red de Mujeres y Diversidades de la Animación (RAMA) y la Asociación de Productores de Animación de Córdoba (APA), Te de Productores de Animación de Buenos Aires, la Red de Animadores Rosarinos (RAR), la Red de Animadores Santafesinos (RAS), entre otras, ha promovido la profesionalización y la defensa de los derechos laborales en este campo, fortaleciendo su capacidad productiva en el interior del país.
Los principales obstáculos que atraviesa hoy la actividad se vinculan con las condiciones laborales, en un contexto de alta informalidad en el trabajo. Por citar un ejemplo: en un estudio grande de aproximadamente 40 trabajadores, sólo 5 están en relación de dependencia formal y los otros 35 están en situación informal o no registrado. “La mayoría se achica o se amplía por proyecto, y muchas veces esos contratos son freelance, ni siquiera monotributos” nos comentan referentes del audiovisual consultados en una investigación reciente.
El estreno de El Eternauta no solo representa un hito en la producción audiovisual argentina, sino que también pone en evidencia el potencial de la industria de la animación y los efectos visuales (VFX) en el país. La incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial y la producción virtual ha transformado los procesos de trabajo en la animación. Si bien estas herramientas ofrecen nuevas posibilidades creativas, también generan incertidumbre respecto al futuro del empleo.
Además, pese a la creatividad, la innovación y la articulación público-privado, el modelo de desarrollo de esta actividad encuentra múltiples dificultades. Una de ellas es el vínculo asimétrico entre pequeñas y medianas empresas nacionales con grandes plataformas globales de video, en particular si esta relación ocurre sin el acompañamiento de una política pública específica a nivel nacional. “Está bueno coproducir, pero estaría buenísimo en un futuro si nosotros tenemos nuestra propia plataforma. Si tenemos una industria en auge ¿sería lo ideal, no? Para que el talento se reconozca y que consumamos nuestros propios productos también”.
Algunas de las políticas señaladas por los trabajadores para pensar una intervención creativa del Estado son: la ampliación del espacio para la animación en las políticas de fomento audiovisual, así como el acompañamiento en la instancia de comercialización internacional y la revisión de la estructura tributaria que influye en la actividad. “Estamos en un país dónde se está discutiendo si el Estado tiene que estar o no, cuando en todos los países del mundo el Estado interviene para que estas industrias crezcan”.
La animación y el VFX son sectores estratégicos que hoy sobreviven más por convicción que por condiciones estructurales favorables. En ese marco, las nuevas formas de producción abren oportunidades, pero también refuerzan desigualdades. Como en El Eternauta, no alcanza con resistir en soledad: hace falta una trama colectiva que cuide al conjunto y apueste a un futuro donde nuestras historias también puedan ser industria.
* Investigadores del proyecto PICTO “Digitalización y plataformización del trabajo: nuevas formas de valorización del trabajo y derechos laborales en Argentina. Estudios sectoriales comparados”, con lugar de trabajo en las Universidades nacionales de Córdoba (UNC), San Luis (UNSL) y Quilmes (UNQ).
** Las declaraciones de trabajadores y referentes del sector que se incluyen en la nota fueron generadas en el marco de ese proyecto de investigación.