El debate entre los fanáticos de Black Mirror y Severance ha ganado relevancia tras las recientes declaraciones del creador británico Charlie Brooker. Mientras Black Mirror se alista para el estreno de su séptima temporada en Netflix, Severance se posicionó como un fenómeno televisivo en 2025 gracias a su propuesta innovadora en Apple TV+. Brooker ha reconocido que evita ver la producción de Ben Stiller, a pesar de los elogios generalizados hacia esta.

Desde 2011, Black Mirror ha abordado escenarios futuristas oscuros, centrados en cómo la tecnología afecta la vida cotidiana. Cada capítulo presenta una perspectiva única y desconcertante sobre los posibles destinos de nuestra dependencia tecnológica, explorando dilemas éticos y psicológicos.

Por su parte, Severance sigue a Mark Scout, un empleado de Lumon Industries que enfrenta un procedimiento quirúrgico perturbador: sus recuerdos laborales y personales están separados. Este concepto radical plantea preguntas sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en una sociedad dominada por avances tecnológicos.

Un éxito unánime entre crítica y audiencia

Severance ha impresionado a espectadores y expertos, logrando un 96% de aprobación en Rotten Tomatoes, un reconocimiento que Brooker no ha pasado por alto. Acostumbrado a liderar el género de la ciencia ficción distópica, Charlie Brooker expresó inquietud ante la posibilidad de que Severance supere a Black Mirror en popularidad y recepción.

Aunque el público insiste en comparar ambas series por sus temáticas afines, Brooker admite que no ha tenido interés en ver Severance. "Me genera cierta envidia", confesó, revelando una inseguridad común entre creadores ante el éxito de producciones contemporáneas.

Rivalidad en el género distópico

El temor de Charlie Brooker, aunque personal, refleja la competencia inherente al ámbito de las series distópicas. Los avances tecnológicos inspiran nuevas preguntas narrativas, ofreciendo a los espectadores dilemas existenciales que cuestionan su percepción de la realidad actual.

Sin embargo, la postura de Charlie Brooker también destaca una verdad clave: la coexistencia de múltiples producciones puede ser una oportunidad, no una rivalidad. Como él mismo señaló, más series distópicas enriquecen el panorama cultural, brindando mayor diversidad al público.

Un horizonte ambiguo

Mientras Charlie Brooker evita analizar Severance, las comparaciones entre ambas series mantienen viva la conversación entre espectadores ansiosos por narrativas originales. Ambas, en esencia, evitan simplificaciones para profundizar en los conflictos entre humanidad y tecnología.

Más allá del rumbo que tome este ecosistema televisivo, está claro que el legado de Black Mirror y Severance seguirá influyendo en una sociedad obligada a reevaluar su vínculo con el futuro. Charlie Brooker, por ahora, prefiere mantenerse al margen, dejando que el público decida qué historia resuena con mayor fuerza.