Marcelo Costa no es funcionario ni activista. No representa a ningún partido político ni busca protagonismo. Es vecino de América, dueño de la marmolería El Ceibo y padre de familia. Pero en los últimos días, su imagen se volvió viral en redes sociales y medios locales: acostado dentro de un pozo en la Ruta Nacional 33, al borde del asfalto y con pintura blanca a su alrededor, buscó visibilizar el estado crítico de una vía que conecta los puertos de Bahía Blanca y Rosario y recorre más de 795 kilómetros entre Buenos Aires y Santa Fe.
“Me motivó a hacerlo porque por cuestiones laborales circulo mucho por la Ruta 33 que une dos puertos importantes y son muchos los pozos enormes que tiene, algunos de hasta dos metros de largo por 70 de ancho. Yo ya rompí varias veces las llantas de mi auto y hasta la rueda del auto”, explicó Costa en diálogo con Buenos Aires/12.
La imagen fue tan gráfica como representativa. Los pozos, pintados con pintura blanca y con la palabra “pozo” escrita junto a algunos de ellos, comenzaron a ser compartidos por vecinos y transportistas. El reclamo no era nuevo, pero Costa lo convirtió en símbolo y recibió el apoyo de decenas de vecinos y viajeros a través de las redes sociales. “Frente a esta situación, decidí marcar los cráteres para que la gente que no conoce pudiera verlos. Después me metí en uno de los pozos para que se pudiera ver mejor el tamaño que tienen y esto terminó viralizándose a raíz de la publicación del medio Rivadavia Online. Uno se ríe porque no lo podés creer".
Los testimonios que rodean el deterioro de la Ruta 33 son tan numerosos como preocupantes. El tramo más crítico, coinciden los vecinos, se extiende entre Fortín Olavarría y América, y también hacia Villegas y Rufino. “Hace dos años que se está rompiendo mucho el tramo desde Trenque Lauquen hacia General Villegas, nosotros estamos ubicados en el medio desde Villegas a Rufino. Y en los últimos tiempos hubo varias muertes, roturas, vuelcos y muchos accidentes provocados por esos pozos”, señaló Costa.
Los problemas en esta ruta no son recientes, pero sí se han agravado. La falta de mantenimiento, según diversos testimonios, se volvió total desde hace dos años, coincidiendo con la llegada del gobierno de Javier Milei y su decisión de recortar la obra pública con más de 1000 obras paralizadas. Si bien en paralelo Vialidad Nacional informó a fines de 2024 que se habían retomado las tareas de repavimentación de la calzada, de acuerdo a los habitantes de la zona la realidad es otra.
“El estado de la ruta 33 es muy malo. En otras palabras, podríamos decir que es deplorable”, opinó un médico de Trenque Lauquen, que recorre semanalmente el trayecto hacia América. “Durante el último año, realmente no encontré nunca una obra de mantenimiento iniciada o terminada”.
A esto se suma la denuncia de un distribuidor de mercadería, cuyos camiones de reparto reventaron sus neumáticos en más de una ocasión: “De Trenque a Villegas no se puede manejar rápido porque hay unos baches increíbles, cada vez peor. Estamos teniendo muchos gastos por los perjuicios que nos ocasiona el estado de la ruta además que es un peligro”.
Mientras tanto, Alejandra Matellán, secretaria de Obras Públicas de General Villegas, detalló a este medio que “entre la localidad central de General Villegas y la localidad de Piedritas, la Ruta 33 hace unos años atrás se repavimentó, está en buenas condiciones, pero la complicación que tiene es que le falta marcación”. Y sobre los tramos en peor estado, añadió: “Hay lugares que los baches se ven de los dos lados de las manos, entonces es inevitable que gente que no conoce el lugar tenga accidentes o rompa gomas”.
Las historias se repiten. Otro vecino de Trenque Lauquen insistió: “Es lamentable cómo está la ruta. Históricamente estuvo así. Pero desde hace 2 años está peor que nunca. No hay mantenimiento desde que asumió Milei al gobierno nacional”.
En el tramo entre Rivadavia y Villegas, relató el vecino, “el otro día de lluvia rompieron 8 autos las cubiertas”. Las banquinas altas, sin mantenimiento, con pasto de hasta un metro de altura y poca iluminación que dificultan aún más la circulación nocturna. De hecho, algunos productores locales ya comenzaron a cortar los pastizales por sus propios medios para mayor seguridad.
Aunque la ruta no cuenta con peajes, la indignación de quienes deben transitarla a diario no cesa. “A nosotros nos obligan a tener la VTV sin razón, si estoy circulando en un desastre de ruta”, sentenció Marcelo Costa, cuyo gesto fue el puntapié para volver a instalar el tema en la agenda política.
Contrapuntos de la política local y los problemas de la obra
La preocupación no tardó en escalar al ámbito institucional. Gilberto Alegre, intendente de General Villegas, también dio su testimonio a Buenos Aires/12: “Nosotros hemos hecho innumerables reclamos por esta situación, pero no fueron escuchados por el gobierno nacional. No ha sido oída ahora y antes tampoco era oída. No se puede jugar así con esta situación”.
Alegre se refirió también al impacto en la producción ya que se encuentran en una zona cerealera clave en cuanto a los recursos que aporta al mercado productor bonaerense. “El Estado debería hacer que la logística en estos lugares tenga una mejor inversión. Hoy una máquina cosecha no menos de 60 hectáreas por día y por el estado de la ruta no sabés qué puede pasar con los camiones”.
En enero de este año, el diputado radical provincial de Trenque Lauquen, Valentín Miranda, elevó una nota a Vialidad Nacional para expresar su preocupación. Ya en 2024 había presentado un proyecto legislativo para reactivar las obras. En cambio, desde el ala libertaria, el concejal Gustavo Bories de Trenque Lauquen anunció en febrero pasado que la empresa Edmacar ganó la licitación para obras entre Trenque Lauquen y Villegas. Aunque el mismo edil reconoció que “el anunciado plan de privatización de las rutas nacionales demandará un poco más” y que “en la 33 estará más cerca de fines de año”, en diálogo con la radio FM 96.5.
A su vez, noviembre de 2024, Vialidad Nacional había comunicado que continuaban con la repavimentación de 97 kilómetros entre Villegas y Rufino, y que en la zona de Cañada Seca se ejecutaban tareas de bacheo. “Las cuadrillas realizan la apertura de caja y su posterior limpieza para finalizar con el vaciado de la mezcla asfáltica”, decía el parte.
Sin embargo, como se anticipó, según los vecinos ese ritmo de obra no respondió a la urgencia del caso. En medio del ciclo de lluvias, cosecha y tránsito constante de camiones, las promesas parecen no alcanzar para frenar el deterioro de una vía estratégica. A este panorama se le añadió el temporal reciente de Bahía Blanca que dañó aún más la ruta y que también recibió una afluencia mayor con vehículos de asistencia. “Tiene tráfico de camiones y es muy transitada por lo cual el asfalto se deteriora mucho más rápido”, insistió Costa, preocupado también por los viajes que hacen su esposa y su hijo para jugar al fútbol.
En paralelo, una parte de la obra general en la Ruta Nacional 33 que sí avanzó durante la gestión nacional anterior se encuentra en el sur de la provincia: en los 32 kilómetros entre Bahía Blanca y Tornquist, donde el proyecto incluye duplicación de calzada, intercambiadores a distinto nivel y repavimentación. Según el informe de 2022, ese tramo ya presentaba un 50 por ciento de avance.
Pero en el centro-norte del corredor, donde la 33 atraviesa General Villegas, Rivadavia, Trenque Lauquen, América y Rufino, la realidad es distinta. Y lo que ocurrió en estos días con la acción de Costa lo demuestra: frente a la parálisis, los ciudadanos toman el pincel.
“De la política nadie se me acercó, yo no soy de ningún partido. Soy un muchacho que tiene una marmolería que se llama El Ceibo y recorro la zona”, dijo Costa. Y propuso: “Ya que el gobierno nacional no interviene, lo bueno sería que los intendentes de Trenque Lauquen, América, Villegas se junten y tapen con lo que sea, con tierra, cemento o brea para que no ocurran más muertes o accidentes”.
Por otra parte, el gobierno de Javier Milei dio a conocer esta semana que la empresa estatal Corredores Viales S.A, encargada de obras en muchas rutas importantes del país, fue intervenida en medio del proceso de privatización mediante el decreto 224, con el objetivo de reformular su rol frente al nuevo esquema de obra pública nacional. Según lo expresado por el Gobierno, Corredores Viales generaba pérdidas y duplicaba las tareas de obra pública vial ya impuestas a Vialidad Nacional.