Américo Balbuena estaba en todas las protestas. Llegaba a todas las movilizaciones. Podía pasar largas horas hablando con los laburantes que encabezaban un conflicto. Tenía lo que a otros militantes les faltaba: tiempo y plata. Durante más de diez años, Balbuena estuvo infiltrado en la agencia de noticias Rodolfo Walsh, un medio dedicado a la comunicación popular, mientras recababa información para sus jefes de la Policía Federal Argentina (PFA). Al “Pelado” Balbuena no le sonríe la fortuna desde que fue detectado: la Corte Suprema acaba de dejar firme su condena a dos años de prisión